Los 50 días de distanciamiento social y estricto confinamiento en casa han hecho que nuestro nivel de estrés y preocupación aumenten, a la vez que muchos de nuestros hábitos se han visto interrumpidos. La prolongación de la cuarentena ha acarreado consecuencias negativas para nuestro cuerpo como estas:
La calidad de nuestro sueño
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se ha visto afectada por el repentino cambio en nuestra rutina habitual, el aumento del estrés y el pavor por la situación, llevándonos al insomnio y las alteraciones del sueño.
El nivel de ejercicio físico
El nivel de ejercicio físico estando en casa ha disminuido y eso indudablemente va a afectar a nuestras articulaciones y sistema muscular. La falta de movimiento, el no caminar lo suficiente o no estirar los músculos de manera adecuada hace que acumulemos tensiones, riesgos y molestias sobretodo alrededor de nuestra columna vertebral.
Posturas inadecuadas
teletrabajando o en el sofá conlleva dolores de cuello, nuca, espalda y piernas entre otros. Suelen ser zonas que duelen normalmente cuando pasamos mucho tiempo trabajando, y ahora sumado al movimiento limitado pasando horas en la misma postura y sentados pueden llevarnos a dolencias y lesiones más graves. Esta disminución de la oportunidad de movimiento afecta notablemente a personas con dolores crónicos o fibromialgias.
Alimentación y problemas intestinales
El cambio de estos días en nuestra vida diaria también provocan cambios en nuestra flora intestinal sumado a la complicada tarea de hacer elecciones saludables y rutinarias en nuestra alimentación llevan al aumento de peso y sus consecuencias en nuestro cuerpo.
Ansiedad y estrés
Esta situación tiene una fuerte carga psicológica en nosotros, el aislamiento obligado, la rotura de nuestra rutina, nuestro ocio, el distanciamiento con familia y amigos, la pérdida de libertad, la aparición del aburrimiento, la sobreinformación, etc. Nos toca adaptarnos a una nueva situación y esto nos genera estrés.
Conclusión
Todo esto contribuye a la no estimulación de nuestro sistema inmunológico y la disminución de nuestras defensas en un momento en el que ambos son muy relevantes. Con estas consecuencias nuestra columna vertebral y nuestro sistema nervioso se han visto especialmente afectados.
El objetivo de la quiropráctica es devolver a tu cuerpo la capacidad de sanar por sí mismo, para recuperar el control sobre nuestra salud y mantenerla, y estimular nuestro sistema inmunológico para que funcione al cien por cien. Con los ajustes quiroprácticos se consigue la restauración de la movilidad de la columna vertebral para aliviar los dolores y darle un óptimo funcionamiento a nuestro sistema nervioso.
¡No dudes en revisar tu columna vertebral con nuestro reconocimiento quiropráctico ponte en contacto con nosotros!